Todas
las materias plásticas. Muy cocidos y sin añadirles salsa de mantequilla, los
espárragos pueden servir para el régimen de los obesos. Pero si los espárragos
se preparan con adiciones ricas en calorías, mantequilla, huevos, nata o
harina, formarán parte de la alimentación de anémicos, convaleciente o personas
que precisen una sobrealimentación.
El
escaso contenido de hidrocarbonados los hace apropiados para el régimen de los
diabéticos, pues enriqueciendo los espárragos con mantequilla, nata o huevo,
son un alimento de gran valor para dichos enfermos.
La
celulosa, imposible de digerir, actúa como excitante del intestino y como
materia de relleno. Acelera, por consiguiente el trabajo del intestino grueso,
lo que beneficia a los obesos y a los enfermos del intestino.
La virtud
curativa de los espárragos es conocida desde muy antiguo, especialmente sus
efecto sobre los riñones. A través del incremento
de actividad celular de los riñones se llega a la mayor expulsión de agua,
descrita ya por los antiguos médicos, y conseguida sin provocar irritación
alguna.
Pero
como no conseguimos aclarar el mecanismo del efecto de los espárragos sobre los
riñones por la razón de los elementos componentes que hasta ajora conocemos,
nos conformaremos con el hecho real de que los espárragos ejercen un efecto
excitante en las funciones renales y que pueden ser consumidos incluso durante
enfermedades inflamatorias del riñón.
Un
efecto indirecto se consigue también con los espárragos como medicina de uso
interno en los eczemas crónicos, ya que todos los remedios vegetales de uso
interno para el tratamiento de eczemas actúan mediante el incremento de la
actividad renal y una excitación de las funciones glandulares.
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