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lunes, 27 de agosto de 2012

El albaricoque




Los albaricoques  contienen sólo una pequeña cantidad de proteínas que no llegan al 0,8 % de grasas y el 10-12 % de de hidratos de carbono. Es un alimento energético de poco valor. En estado seco, una vez que el elevado contenido en el agua de los frutos frescos ha descendido del  86 % al 23 %, su valor energético queda considerablemente aumentado, lo mismo que las proteínas que ascienden al  5% del peso, las grasas al 0,4 % y los hidratos de carbono al 67%. Los frutos frescos producen 50 calorías por cada 100 g mientras que los secos llegan hasta 300 calorías. Su composición tiene un porcentaje relativamente elevado en hierro y cobre, por lo que los albaricoques forman parte de los regímenes indicados en las anemias de todo tipo.

Efectos en las deficiencias de vitamina A

La más interesante de todas sus características es su elevado contenido en vitamina A, realmente extraordinario, pues da 500-3000 U.I. % en los frutos frescos y hasta 7430 en los desecados. Los frutos secos cocidos reducen estas cifras a 2000 U.I. mientras que los azucarados y en conserva tan sólo tienen 1350. Por lo que respecta  a las otras vitaminas, contienen los albaricoques la respetable cantidad de 10 gammas de vitamina B1, 160 gammas de B2, 12 mg de C y 33 mg de ácido nicotínico por cada 100g de albaricoque desecado.

Su excepcional contenido en vitamina A hace de los albaricoques un régimen alimenticio de elección en los casos de deficiencias en esta vitamina, así como en las alteraciones de la piel y de las mucosas, infecciones cutáneas, en la ceguera nocturna, en los períodos de gestación y lactancia, en la convalecencia de las enfermedades graves, especialmente las de origen infeccioso, en los procesos de curación lenta, inapetencia, debilidad, anomalías del crecimiento, enfermedades glandulares, procesos patológicos de la células hepáticas y de su funcionamiento y finalmente en las alteraciones de las menstruación y en la debilidad de los órganos femeninos.

La mejor forma de utilización con los frutos secos ablandados con el zumo, fríos o calientes, pero nunca cocidos, al principio de las comidas.

Fuente: “La alimentación y la salud” del Dr. Ernesto Schneider.

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